31 d’ag. 2015

Destinos Opuestos - Capítol 5

Los días y las semanas pasaron rápidamente. Adam y yo estábamos cada vez mejor, las carícias se hicieron nuestra rutina y la complicidad entre ambos era cada vez más evidente.

Cuando nos dimos cuenta ya era el día que nos íbamos a Paradise Hill a una convención de Logística y el cumpleaños de Dave. Así que decidimos matar dos pájaros de un tiro. Celebrar su aniversario y después ir a Paradise Hill ya que teníamos que coger el autobús a las tres de la madrugada.

Entre clase y clase empezamos a hablar del cumpleaños de Dave.

- Podríamos hacer un pastel de marihuana - Dijo Paul, un compañero de clase que estaba un poco loco

- ¡Vale, va! - dijimos todos

Y dicho y hecho fuimos a comprar lo necesario para hacer un brownie de marihuana. Adam, Paul y yo nos dirigimos a una torre alejada de la ciudad de la família de Paul y preparamos el pastel.

-Creo que ya hay suficiente marihuana Adam y Grace

- Yo veo poca eh - Dije mirando el cazo de leche

- Le tenemos que echar más - Añadio Adam

Así que pusimos más marihuana a la mezcla de leche y esperamos a que se hiciera el pastel. Después volvimos a la fiesta de Dave.

- Chicos ya estamos aquí y traemos una sorpresita - Dije yo elevando el pastel mientras esbozaba una sonrisa

Se empezaron a reír y después de dar los regalos cortamos el pastel y repartimos un trozo para cada uno.

- Va, Grace un trocito tu, un trocito yo... - Dijo Claire dándome un trozo más de pastel - Esto no sube nada

Claire y yo repartimos más pastel para todos y después salimos de fiesta. Estuvimos comentando que en realidad no subía para nada ese pastel.

Al llegar a uno de los Pubs y bebernos unos gintonics, empezamos a sentirnos relajados, como si volásemos a una nube dónde solo importaba reír, bailar y no pensar en nada.

Terminamos en el coche de Adam bebiendo ginebra con naranjada y escuchando música electrónica
mientras nos reíamos de cualquier tontería que veíamos por la calle. Cuando quisimos darnos cuenta de la hora que era, vimos que teníamos que irnos hacia Paradise Hill, así que fuimos hacía donde estaba el autobús y nos encontramos con los demás de clase. Seguíamos muy ebríos y bastante drogados pero como teníamos cinco horas de autobús nos daba tiempo a dormir.

Adam y yo nos sentamos juntos al final de todo. Cuando estábamos a punto de salir Frank salió corriendo a vomitar y Adam lo siguió. Estábamos todos muy mal y yo decidí que dormir sería la mejor opción.

Cuando Adam y Frank volvieron a entrar yo ya estaba adormilada. Volvió a vomitar a mi lado, mientras yo intentaba no escucharle y le pedía que lo hiciese hacía el otro lado si no quería que yo vomitará también. Después nos dormimos.

De repente una voz me despertó y me sobresalté

- Ya llevamos dos horas y media, ¿No queréis salir? - Su voz sonaba cansada

Abrí, sin poder, los ojos y ví que era un hombre mayor, quizás el conductor que nos había llevado hasta allí, yo no podía pronunciar palabra, y levantando levemente la mano y sin pronunciar demasiado le contesté.

- Es... Est... Estamos bien

Me volví a dormir y cuando nos despertamos ya estábamos en Paradise Hill.

Entramos en la polivalente llena de convenciones y entramos en algunas de ellas. No teníamos interés en ninguna y realmente solo queríamos dormir, pero todo y eso entramos en las más interesantes.

Dave, Adam y Nick se quedaron dormidos en una de las convenciones y después fueron a dormir en
unos de los sofás que habían por allí y los demás nos fuimos a las otras convenciones y a los stands que habían por la polivalente.

Estuvímos ahí hasta por la noche y después volvimos a subir en el autobús. Una vez ahí Claire y Paul se sentaron a nuestra izquierda, junto a Adam y yo.

Claire se quedó dormida al instante de sentarse, se puso el cojín en la cabeza, se cubrió con la manta y le puso los pies encima, mientras, Paul intentaba de manera fallida, hacerse fotos con ella, para intentar hacer creer a la gente que tenía novia o algo parecido, lo miré raro pero se excusó diciendo que solo estaba probando la cámara de la tablet.

Realmente, Paul tenía muchos problemas, sobretodo con la obsesión que tenía por Claire, la sobreprotegía y intentaba enamorarla de todas las formas posibles.

Cuando llevábamos diez minutos de trayecto, y alguien estaba hablando de follar con muñecas hinchables, Adam me agarró de la mano y con el dedo pulgar empezó a acariciarla. Me relajé. Cerré los ojos y escuchaba a mis compañeros hablar de mil cosas, desde mágia hasta sexo en un mismo autobús.

Sus dedos jugueteaban con los míos, de repente nos miramos y sonreímos, pero giramos la cabeza.
Realmente en mi interior me sentía mal, la pobre chica que estaba con él no tenía la culpa de nada, pero le quería, ¿Qué iba a hacer? ¿Dejar escapar la oportunidad de que alguien me quisiera? No podía ni pensar en dejarle marchar, nadie me había tratado con tanta suavidad y amor. Porque al fin y al cabo, me trataba con amor, o por lo menos era lo que sus carícias me trasmitían.

De repente, volví en mí cuando noté que su mano, aún agarrada a la mía, se movía y ponía nuestras manos encima de su entrepierna. En ese momento intenté quedarme quieta, así que por el rabillo del ojo intenté ver si estaba despierto o no, pero no pude verlo. Nos quedamos así media hora o incluso más, haciéndonos los dormidos y jugueteando con nuestros dedos encima de su entrepierna.

Estábamos a medio camino y hicimos la parada de descanso para comer algo, ya que llevábamos dos horas y media en ese autobús, así que de mala gana nos levantamos, haciendo ver que no estábamos encendiendo una llama casi imposible de apagar y fuimos a comer algo.

Cuando estábamos comiendo ví una cara conocida y fui a saludarle

- Hola Chuck, ¿Qué haces por aquí? - Dije sorprendida

- ¡Hola Grace! ¿De donde sales? - Su voz sonaba más sorprendida que la mía

- Hemos ido con la clase a la convención de logística

- Pues yo soy uno de los conductores que os llevó ahí - Sentenció

De repente sonreí de una forma amarga al recordar levemente el momento en que uno de los conductores me preguntaba si quería salir y yo no podía pronunciar palabra, me sonrojé y volví con Adam.

Cada vez se notaba más la complicidad entre nosotros. Parecíamos una pareja, pero sin besos, ni locuras del amor, sin sexo y sin nada más que carícias y miradas, teníamos química, esa sería la manera perfecta para definir "eso" que teníamos, y hasta que él no se decidiese a dar el paso, seguiríamos siendo eso.

Volvimos al autobús y esta vez me senté de lado con las piernas en el diminuto pasillo para hablar con mis compañeros. Adam se sentó justo detrás de mi y se apoyo en mi hombro y me cogía una de las manos. Notaba su respiración en mi cuello y eso me excitaba mucho. Me excitaba demasiado, y él también lo estaba... ¿Por qué no me besaba de una maldita vez?

Seguimos así las dos horas de camino, jugueteando con nuestros dedos mientras él dibujaba cosas en mi espalda y dormía de tanto en tanto mientras seguía sobre mi hombro, me estaba enamorando, me estaba enamorando de verdad.

Al llegar otra vez a la ciudad, nos despedimos todos y nos fuimos cada uno para casa, ya eran las dos de la madrugada y estábamos todos molidos. Sin darme tiempo a despedirme de todos, mi móvil empieza a sonar y cuando lo cojo oigo muchísimo ruido

- Grace - Reconocí la voz de Ivy entre el ruido de fondo - mañana vienes conmigo a Holt, que hacen
un festival muy guay

- Va...Vale, ¿A que hora me vienes a recoger? - Dije yo sorprendida

- A las siete te paso a recoger por casa, ponte guapa que vamos todo el grupo.

Después me colgó.

Ivy y yo éramos inseparables, y siempre íbamos juntas de fiesta, pero con las clases nos habíamos alejado, era cuatro años mayor que yo, pero siempre me había ayudado y había confiado en mí para todo. Siempre había estado a mi lado en los buenos y en los malos momentos y el verano pasado no hubiese sido el mismo sin ella, se lo debo todo.

Me fuí a dormir y esperé al día siguiente, que sería inolvidable...

To be continued...

Destinos Opuestos - Capítol 4

En despertar me dí cuenta del día en el que vivía. Viernes. Llegué a clase y fuí directa a Claire.

- Claire, voy a hacer una locura - Mi voz sonaba nerviosa - ¿Preparada?

- Sí, dime

- Hoy le voy a decir a Adam que me gusta - Miré hacía la puerta ya que entraba y bajé la voz - Se lo voy a decir esta misma noche

- ¿Vas a ir a Klengtown? - Sus ojos se abrieron como platos - A ver que te dice, pero sigo pensando que es mejor que le beses.

- No le voy a besar... Helen, ¿Recuerdas?

El profesor entró en el aula y dejamos estar el tema. Adam me miraba y me sonreía, y yo no podía evitar ruborizarme al verle mirándome con esa sonrisa.

Las clases seguían su rutina diaria. Miradas cómplices y carícias bajo la mesa. Al terminar, le recordé que esta noche estaría por Klengtown para ver a los Fleshdown y fuí a buscar a Chloé para arreglarme y llegar pronto a ese pueblo.

A las diez y media estábamos ahí. Fuimos a cenar intentando no encontrarnos con Adam o Helen, que aunque no la conocía, la verdad no quería verla ni en pintura, sabía que era yo quien se estaba entrometiendo en esa relación, pero, necesitaba culpar a alguien por no estar con el chico que me gustaba, así que, le tocó a ella.

A las doce entramos en el polideportivo y empezó Fleshdown, Chloé y yo, algo ebrías empezamos a
bailar y a cantar hasta el final del concierto. Cuando quedaba una canción, pidieron voluntarios para ayudarles a cantar una canción, y cómo no, Chloé y yo subimos al escenario y cantamos como si no hubiese un mañana.

Al terminar el concierto, me abrumé, miré el teléfono y no tenía ningún mensaje de Adam. Era imposible que no se acordará de que estaba ahí. Cuando miré hacia el escenario le ví ahí, vestido con una camisa negra que le quedaba realmente bien.

Mis lágrimas empezaron a caer, sin yo poder hacer nada, salí y me fuí corriendo, necesitaba desaparecer. Llegué a una calle vacía y me senté ahí, me encendí un cigarro y oí a Chloé chillándome.

- ¡Grace! - Su voz sonaba cansada, y entre suspiros añadió - ¿Qué sucede?

- No me ha dicho nada - dije entre sollozos

Chloé entendió a la perfección que me hacía falta y me abrazó como si no hubiera mañana durante un rato, y después me dió la botella de ginebra.

- G..Gracias

- Es un gilipollas, Grace, te mereces algo mejor.

-Volvamos a entrar - Le pegué otro trago a la ginebra - ahora.

Entramos y nos sentamos en un rincón, pasándonos la ginebra mientras reíamos y llorábamos intermitentemente por causa del alcohol.

En ese momento, ví a una chica que se paró justo a nuestro lado mirando hacía el escenario, dónde Adam estaba. Me la quedé mirando entrecerrando los ojos, intentando recordar donde había visto esa foto y mis ojos se llenaron de lágrimas otra vez.

- Grace ¿Qué te sucede ahora?

- Esa - Me sequé las lágrimas - Esa es Helen.

De repente Helen se giró hacía nosotras, y nos miró con aires de superioridad y se giró otra vez, como si de una diva se tratase.

Chloé y yo empezamos a reírnos. No podíamos parar. Por suerte no nos había oído pero la situación fué muy épica, su cara de asco al vernos en el suelo, sudadas, cansadas y demasiado borrachas, con la ralla corrida y el pelo alborotado fue digna de grabar, pero la nuestra fue mejor.

- Grace ¿Esto es lo que tiene como novia?

- Sí...

- ¿Has visto la frente que tiene? - Nos reímos al unísono y continuó - Y además se pone el pelo para atrás

Por un momento me olvidé de todo y decidí divertirme con mi mejor amiga, no tenía de que preocuparme, por lo menos hasta el lunes, ya que no volvería a mirarlo a la cara hasta que los cerdos volasen.

Al llegar a casa le envié un mensaje a Claire. "Tía, he visto a Helen en persona. Tiene una frente gigante, mañana te cuento."

Al día siguiente me desperté con un dolor de cabeza terrible, pero aún así me arreglé y allá a las ocho de la tarde quedé con Dave, Claire, Nick y Jason.

Cuando entré en el autobús, miré mi reflejo en una de las ventanas y me ví derrotada. Derrotada por
la situación que viví anoche, por no tener a nadie a quien abrazar por las noches, derrotada por no ser el alguien de nadie.

Dejé que la música fluyera en mi hasta que llegué donde estaban los chicos nada más llegar les expliqué lo sucedido.

- ¿Y bien? - Claire ansiaba respuestas

- No me dijo nada - Dijé con un hilo de voz

- ¡QUÉ! - Exclamaron todos

- Ví a Helen, por cierto - Me estaba haciendo la dura, pero en realidad, mi interior se estaba derrumbando

- Y... ¿Cómo es? ¿Tiene tanta frente como aparece en las fotos? - Dijo uno de ellos

De repente volvió a mi mente el momento en el que Chloé y yo estabámos en el suelo riendónos.

- Sí. Y hasta más - Sentencie

Todos se echaron a reír. Zanjé el tema y fuimos a cenar un kebab. Necesitaba olvidar todo lo sucedido así que sugerí salir de fiesta y así olvidarme de todo y ellos aceptaron, así que después de eso nos fuimos todos a tomarnos unas cuantas copas en un Pub de la ciudad y así relajarnos y estar todos juntos.

Realmente, estábamos haciendo una família y eso me gustaba. Dejé de pensar en Adam, le odiaba. Odiaba la forma en la que me miraba, como me tocaba, odiaba sus manos, su pelo, su barba, odiaba todo lo que tuviese que ver con él. No quería volver a saber nada de él e intentaría no volver a caer en sus redes.

El lunes llegó demasiado rápido y volvimos a clase. Nada más llegar, Adam me envió un mensaje: "Grace, voy a llegar una hora tarde, díselo al profe, gracias guapa!".

Se lo dije al profesor de mala gana e intente no recordar que existía. Cuando llegó no le saludé y eso le extraño, pero me daba igual.

- Grace, ¿Te sucede algo?

- No. - fuí zanjante-

Sus ojos me miraban con cara de corderito degollado y no podía evitar no decirle nada pero mantenía mi pico cerrado, por el bien de mi corazón, por el bien de mi misma.

- Gace... - Mi nombre sonaba tan sexy viniendo de su voz

- No puedes decirme nada cuando voy a ese pueblo de mierda - Tragué saliva y no me dejó continuar

- Estaba muy estresado, lo siento - sonaba arrepentido

- No me dijiste nada, sabías que estaba ahí desde las diez - Le aparté la mirada y sentí que una lágrima quería salir, pero no quería que viese que me derrumbaba

- Te ví en el escenario de Fleshdown - Dijo el sonriendo

-Sí, y sin embargo no tuviste valor como para venirme a saludar, después de pedirme que venga ahí-
mi voz sonaba furiosa- ¿Para qué querías que viniese? ¿Para ver a tu novia? Pues ya la he visto

- No, pensaba... - Le corté

- Nada. Mejor ya hablaremos.

Al terminar las clases me susurró un "lo siento" y me deshicé.

- De acuerdo.

Volví a casa abatida. No quería perdonarle. Me había hecho daño, pero era superior a mí este chico, no podía decirle simplemente "Vete a la mierda, cabrón" , no.

Al día siguiente, todo volvió a la normalidad, aunque a veces le seguía recordando lo mucho que me jodió que me dejase sola en ese pueblucho, y él me decía que lo sentía.

To be continued....

Destinos Opuestos - Capítol 3

Los días pasaron. Adam y yo seguíamos con las carícias debajo de la mesa, y entre carícia y carícia a mi se me olvidaba el hecho de que Helen, su novia existía.

Sabía que era un frente que no tenía que luchar, que debía irme ahora que aún podía olvidar su olor,

sus ojos, sus manos suaves acariciando las mías, sus sonrisas que escondían algo más que una simple amistad y todo aquello que olvidábamos, ese sentimiento que creía que florecía por ambas partes.

Fuí una soñadora, Grace, la soñadora empedernida y luchadora de las causas perdidas, con su armadura de chica loca y dura y un séquito de lágrimas y miedos iban a luchar por aquello que quería, que deseaba, conquistar el corazón de Adam.

Cuando me dí cuenta ya estábamos a octubre y las cosas seguían igual. Seguíamos tonteando de una manera muy descarada y todos se daban cuenta y nos preguntaban por nuestra supuesta relación que en realidad era inexistente.

Llegué de clase y abrí el ordenador. Encontré un mensaje de un compañero:

"Hola, quería preguntarte algo"

Sin saber el qué, contesté rápidamente y empezamos a hablar.

- ¿Qué sucede Alan?

- Me he enterado de algo que quería comentarte

- Pues dímelo - dije yo al ver que no me lo explicaba y quería hacerse de rogar

- Me han contado algo... - Me estaba cabreando al ver que Alan se estaba haciendo tantísimo de rogar

- Dímelo de una vez.

- Me han contado que tu y Adam estabáis en el baño durante el descanso y os pillaron follando.

Me quedé boquiabierta. Me empecé a reír sola. No podía parar entonces, le hice una foto y se la pasé a Adam.

Lo negué todo, ya que los descansos eran de cinco minutos y salíamos a fumar. Sí un cigarro ya dura cinco minutos, ¿Cómo podíamos siquiera hacer algo en los cero minutos que nos quedaban?

Al cabo de unas horas me volvió a abrir Alan. Esta vez parecía raro y estuvimos hablando.

- Me gusta alguien y no sé como decírselo - Me dijo él de repente

- Pues no sé díselo y punto - Aún seguía cabreada por haberse inventado esa patraña, ojalá hubiésemos hecho algo Adam y yo...

- Es de clase... - Empezó - Y me gusta mucho.

- ¿Y quién es? - Dije yo con cierta curiosidad. - ¿Es Giselle o Anne?

- No es ninguna de las dos.

- Pues entonces solo queda Claire, no somos más chicas.

- Tampoco es Claire - Dijo él - Eres tú.

Me quedé anonadada y le envié una captura de pantalla a Adam. No sabía que responderle y según me habían dicho si alguien le llevaba la contraría se volvía loco, y una puerta rota de nuestra clase lo demostraba.

Le dije que ya tenía en mente alguien y dejé de hablarle, no quería ni imaginar quien pensaba que me gustaba, aunque estaba más que claro. Adam.

Al día siguiente, Adam y yo al vernos nos hicimos una mirada de complicidad, y nos reímos sin querer al recordar lo que sucedió la noche pasada.

Al entrar en clase, Alan, me miraba con una cara de desprecio y yo lo entendía, en realidad sabía porqué lo hacía, pero no era culpa mía si me había enamorado del chico que tenía a mi lado.

Adam, parecía diferente hoy. Nos tocaba otra vez la maldita clase de los vídeos de internet y volvieron a apagar las luces. Alan no dejaba de mirarnos y eso me incomodaba bastante, pero no quería darle importancia, su cara de odio me daba absolutamente igual, así que yo hice la mía.

Al empezar la clase, cerraron las luces, Adam se puso con la silla mirando hacía el proyector y
yo justo detrás de su silla, dejando así mi pierna justo a su lado y la mesa me cubría la pierna. Nada más empezar se me erizó la piel al notar las yemas de sus dedos rozando mi rodilla, intentaba estar atenta a la clase, pero era demasiado aburrida y el chico que me gustaba cada vez subía más los dedos. Notaba sus yemas en mis piernas y no podía evitar sonrojarme. Él al darse cuenta se río silenciosamente mientras continuaba acariciándome.

Yo sin embargo, exhausta, empecé a acariciarle la espalda, dibujando con mis yemas, sin querer, pequeños corazones. Cuando se dió cuenta me sonrío y él dibujo uno en mi muslo.

Sin darnos cuenta entre carícias se hizo la hora de irnos a casa. Así que nos despedimos con dos besos y mucha tensión y nos fuimos cada uno a sus respectivas casas.

Al llegar a casa, llame a Claire, con la que había hecho muy buenas migas, y le expliqué lo sucedido.

- Grace, debes besarlo - Dijo ella muy convencida

- No puedo, Claire, y ¿Sí lo asusto? - Mi voz sonaba quebradiza

- ¿Desde cuando tú te preocupas por esto? - Me dijo ella en un tono preocupado

- Des... Desde que alguien me gusta de verdad.

Un silencio incomodo hizó que en ese instante retumbara por mi cabeza las palabras que acabada de afirmar.

- Grace, sí te gusta ves a por él, no seas tonta.

Después de hablar un rato más colgamos y yo me tumbé en la cama. ¿Y si lo jodía todo? ¿Y si realmente no le gustaba?

¿A quién pretendía engañar? No era una modelo, tenía mis quilitos de más y no era una preciosidad. Realmente me asustaba oír que estaba gorda o que era fea de sus labios, creo que el simple hecho de pensarlo me mataba por dentro y no quería que eso sucediese, quizás por ese hecho no lo besaba.

¿Qué sucedía si me rechazaba? Creo que mi corazón se hubiese roto en mil y un pedazos. Y no estoy hecha para que me digan no en algo que tenía tan claro. Le gustaba. Poco o mucho, sinó no entendía el hecho de hacerme tantas carícias. ¿A qué venía todo eso?

Me quedé dormida. Mis ojos, estaban hinchados así que me dí una ducha y me relajé antes de volver a clase.

Nada más sentarnos, Adam me miró con ojitos de corderito degollado y me preguntó

- Este viernes son las fiestas de Klengtown, ¿Vas a venir? - Sus ojos eran mi perdición

Me acarició el muslo y mi cuerpo respondió de manera automática.

- ¿Por? - Dije yo intentando de manera fallida no ruborizarme

- Voy a estar de DJ y era por si vendrías, me gustaría que estuvieses ahí.

Mi corazón dió un vuelco, y en mi interior mis órganos estaban dando una fiesta

- Además - continuó - Toca Fleshdown, ese grupo que te gusta, dijo mientras no me apartaba la mirada.

Realmente no podía ir sola, su pueblo estaba a unos 20 km de la ciudad y no podía ir andando. Así
que le envié un mensaje a Chloé, una amiga de la infancia, que siempre había estado a mi lado.

"Tía, ¿Qué haces el viernes?"

Enseguida respondió

"Nada ¿Por?"

Escribí lo más rápido que pude

"Tocan Fleshdown en Klengtown, podríamos ir..."

"¡Vale!"

Suerte que ella siempre se apuntaba a mis locuras... Chloé era una chica de mi edad que conocí después de sufrir durante dos años acoso cuando me cambié de instituto, nos hicimos inseparables, pero este año nos habíamos separado un poco ya que las dos estudiábamos cosas distintas, pero sin lugar a dudas eramos las mejores amigas que nadie habría visto jamás.

Ahora solo hacía falta esperar a mañana para ir a verlo. ¿Qué haría al verme? ¿Me diría algo? ¿Me dedicaría alguna canción?

To be continued...

Destinos Opuestos - Capítol 2


Cuando la clase terminó, salí fuera y me fumé un cigarro, me quedé pensando en Adam. No me gustaba, eso creía, pero no me lo podía sacar de la cabeza.

Cuando volvimos a entrar en el aula, el siguiente profesor tenía un vídeo preparado. Una hora de vídeo, así que nos sentamos y cerramos las luces. Otra vez.

Empezó el vídeo, después de diez minutos escuchando, mi mente empezó a divagar, empecé a pensar en la soledad, en cómo nunca había tenido una relación estable, pero de repente algo me hizo volver a esa clase dónde nos estaban explicando la historia de la fotografía.

Miré a Adam, tenía la mirada perdida, y su mano estaba sujeta a la mía. Bajo la mesa.

Adam me había cogido de la mano. Seguía sin creérmelo, y realmente no sabía como reaccionar.

¿Qué debía hacer? ¿Actuar como si nada?

No podía llegar a imaginar porque me había cogido la mano. Empecé a pensar que quizás le estaba dando demasiada importancia quién sabe si se había equivocado o le había dado un calambre y por eso me agarró de la mano...

Dejé de pensar en ello y volví a casa. Estaba bastante ida, y realmente me estaba empezando a obsesionar por una tontería, que seguro que no tendría mayor importancia.

Los días pasaron y la escena se repitió. Una y otra vez. Y no solamente con las luces apagadas sinó que debajo de nuestra mesa se respiraba algo más que una simple amistad.

Las miradas furtivas, las carícias a escondidas y la piel erizada por aquello que empezaba a florecer.

Empecé a sentir más por él. Hacía años que nadie me trataba con dulzura y amor. Me sentía protegida a su lado, y cómo me miraba, me deshacía con esos ojos...

Jueves. Decidimos salir todos juntos y fuimos a un buffet libre de pizzas. Sueño de todos los jóvenes con poco dinero para gastar.

Adam me acompaño a casa y subió conmigo, me arreglé y nos fuimos corriendo.

En el coche, empezamos a coquetear, y sacó unas golosinas. Cómo me gustaba Adam. No podía creérmelo. Le iba dando las golosinas en la boca mientras su mirada iba de forma intermitente mirando hacia la carretera y hacia mi.

Al llegar, Adam se sentó a mi lado. Estuvimos hablando y sonriendo mientras comíamos pizza. Estaba bastante rica.

Claire sin querer tiró un refresco encima de George, un chico peculiar con el que tuve una relación cuando éramos unos niños, esas relaciones que se tienen con trece años; Todos nos reímos y continuamos hablando de nuestras cosas, conociéndonos más y haciendo de una simple clase una pequeña familia.

Empezamos a hablar, y salió el tema de las parejas. y ahí algo me derrumbó.

- Adam, y tú ¿Tienes novia?

- Sí.

Me miró y yo me derrumbé. Todos miraban hacia mi dirección debido a que todos habían visto la forma tan descarada con la que me cogía de la mano y lo que sentía por él.

Nunca antes me había dicho nada de su novia, y ahora ¿Qué hacía yo?

Al terminar fuimos a tomar algo. Después de una copa llegó otra y otra...

Al final terminamos todos bastante borrachos, y a Jack se le estaba yendo un poco de las manos, Al llegar a uno de los antros de la ciudad, nos pedimos unos gintonics, y él se lo bebió de un trago. Iba demasiado ebrío como para que nos hiciera caso.

Después de tres antros más llegamos a una plaza alejada del ruido. Debían ser las tres o las cuatro de
la madrugada y todos nos sentamos en los bancos. Empezamos a hablar y entonces a Adam y a mí no se nos ocurrió nada más que tirarnos por el tobogán que había en medio del parque. Sí, íbamos muy ebríos, y sí, cuando me cogió de la mano no pude decir que no.

Después de cuatro o cinco copas de más me olvidé de la novia de Adam, creo que el alcohol influyó muchísimo en ese descuido de olvidar que el chico del que estaba enamorado tenía pareja estable.

Primero se tiró él y se quedó sentado en el final de ese tobogán. Entonces cuando yo me tiré nos quedamos ahí los dos juntos, riéndonos de la situación. Cuando quisimos levantarnos, ahí vimos un problema. ¿Cómo podíamos levantarnos si tan siquiera podíamos andar de forma normal?

Al ver que ninguno de nuestros planes para levantarnos funcionaba decidimos pedir ayuda para podernos levantar.

- ¿Alguien nos puede levantar? - Chillamos al unisono Adam y yo

Se escucharon unas risas y Jack vino a nuestro rescate.

- Va, que os levanto - Dijo él con una voz ebría

Cogió el brazo de Adam y lo levantó, haciendo así que su cuerpo se levantara también. Entonces me levantó a mi y los tres, de manera triunfante volvimos a sentarnos en un lugar seguro, los bancos.

Jack de repente se fué. Creo que necesitaba vomitar, y para que no fuese solo Frank, otro de los chicos con los que estábamos lo acompañó, ya que era el que menos había bebido de todos.

Cuando quisimos darnos cuenta, Jack estaba tirado en el suelo delante de la catedral medio dormido, así que le levantamos y no se nos ocurrió nada mejor que hacernos unas fotos con él. No las íbamos a colgar en ninguna red social ni nada por el estilo, solamente las queríamos para enseñarselas el día siguiente y hacernos unas risas.

Estábamos todos hablando, cuando un vagabundo se nos acercó.

- Dame fuego - Dijo mirando a Jack que tenía la mirada perdida

- No fumo - dijo él

- Déjanos en paz - Le dije yo al hombre que nos miraba de forma agresiva.

Entonces el vagabundo se fué y decidimos volver para casa, así que Frank, Adam y yo, decidimos llevarnos a Jack a su casa.

Frank le dijo a Adam que primero me dejase a mi, ya que vivía cerca del centro, pero Adam se negó y
cuando Frank fué a buscar a Jack me dijo que quería estar un rato más conmigo, al oír eso sentí esas mariposas en el estomago de las que tanto hablan.

Al entrar, se quedó dormido en el coche, y realmente no sabíamos llegar a su pueblo, así que le despertamos.

- Jack ¿Por dónde vamos ahora? - Dijo Adam

-Tirad hacia la derecha - Dijo Jack despertándose - y parad un momento.

Salió corriendo del coche y fue a vomitar. Cada vez que le despertábamos para que nos indicásemos tuvimos que parar para que vomitase un poco más mientras le aguantábamos la cabeza.

Al llegar a su casa, vimos como entraba y nos fuimos hacia la mía, y se nos ocurrió la idea de ir a almorzar porqué ya eran las siete de la madrugada y teníamos hambre.

Después Adam me llevó a casa y cuando me despedí de él me dí cuenta de que en ese momento sobraba Frank, ya que sinó me hubiese besado. Se le notaba en la mirada. El Sol nos volvía a dar los buenos días, me despedí de ellos dos y entré en casa.

Me tumbé en la cama y empecé a llorar. ¿Por qué me hacía esto? ¿Qué le había hecho yo para que quisiera destrozarme de esa forma?

Adam se estaba comportando como un completo imbécil. No entendía como podía estar tratándome a mí así y después ir tan tranquilo con su novia, no podía comprenderlo. Con ese tremendo nudo en la garganta y esas lágrimas derrochadas en mi almohada me quedé dormida.

Al día siguiente parecíamos momias recién salidas de una tumba. Mis ojos hinchados y mi tez blanquecina no ayudaban en nada a que estuviese presentable.

Cuando entramos en clase Adam se comportaba igual que siempre. Y eso me pareció cuanto menos raro. Ahora sabía que él tenía novia, pero sin embargo seguía tonteando conmigo. No lograba entenderlo. Quizás quería dejarla, y necesitaba una excusa más para hacerlo, y ¿Qué mejor excusa que enamorarse de otra chica?

To be continued...

Destinos opuestos - Capítol 1


Después de declinar mi plaza en la universidad y haber pasado uno de los mejores veranos de mi
vida, me dispongo a salir de casa preparada para empezar un ciclo superior.

Realmente estoy bastante atemorizada por el hecho de no encajar en el grupo, de fracasar y defraudar a mis padres, siento miedo a quedarme sola otra vez sin poder hacer nada para remediarlo.

Al llegar todos parecemos incómodos. no sabemos realmente que sucederá en esos meses que pasemos juntos, así que al entrar en clase nos sentamos cada uno en una silla esperando las indicaciones del que iba a ser uno de los años con más cambios en mi vida.

Perdón no me he presentado, soy Grace, una chica de dieciocho años, según dicen alocada y chillona, pero los que realmente me conocen, sabrán que soy tímida, y que tengo miedo a tantas cosas como años tengo, y además tengo tantos complejos que ni siquiera podría contarlos con las dos manos, aunque eso no me impide sonreír y ser feliz.

Pero volvamos a esa clase, ya iras conociendo más de mí­.

Nos presentamos uno a uno. Cuando me tocó, me levanté y les expliqué que había sido de mi vida antes de entrar por esa puerta.

- Soy Grace, tengo dieciocho años - hice un pequeño silencio y miré a mi alrededor - He estado estudiando el bachillerato humanístico, y entraba en periodismo pero en uno de mis ataques de impulsividad decidí que era hora de probar algo nuevo, y... Aquí­ estoy

Todos se pusieron a reír, el chico que tenía al lado me miró, me sonrío y empezó su presentación.

- Hola, yo soy Adam - Me miró, me volvió a sonreír y continuó- Tengo veinte años, soy de un pueblecito de cerca de la ciudad y estuve estudiando otro ciclo, pero no me gustaba.

Se sentó y le lancé una mirada furtiva. En ese momento sentí algo en mi interior que no puedo expresar, sentía que le conocía de toda la vida sin haberlo visto en mi vida.

El chico me parecía interesante, no era demasiado alto, pelo castaño, ojos azules y tenía una bonita sonrisa, su tez era pálida y sus facciones marcada. Volví a mirar a mis compañeros y me dí cuenta en ese instante que todos eramos más parecidos de lo que creí­amos. Todos llevábamos a cuestas fantasmas del pasado, miedos del ayer y sobretodo teníamos dibujada una sonrisa desesperada por encajar y poder vaciar la mochila de los malos recuerdos.

Cuando terminaron todos nos fuimos cada uno a sus respectivas casas, siguiendo con nuestras vidas, y dándonos cuenta de que eso, ese ciclo, ese curso iba a ser el principio de una nueva etapa.

Un nuevo dí­a empieza en esta ciudad lejana. Entramos en esa clase y empezamos a abrir los ordenadores y sin darme cuenta él se sienta a mi lado.

- Hola Grace - Dice él mirándome con una sonrisa.

- H..Ho...Hola Adam - Me maldigo a mi misma por tartamudear en este momento, pero sus ojos me penetran sin poder hacer nada para remediarlo.

- No tengo ni idea de dibujar - Dice Adam mientras suelta una carcajada.

-Tranquilo, yo tampoco - Digo resignada mientras miro el dibujo que estoy haciendo.

Esos dibujos eran... ¿Cómo decirlo? ¿Arte abstracto? Los dos empezamos a hablar, a explicarnos las aventuras del verano, y, de tanto en tanto alguna mirada furtiva aparecía en nuestras conversaciones.

Así­ pasábamos las horas, y en la hora del descanso él y yo fuimos a hablar con los demás de la clase. Era muy extraño como todos poco o mucho nos parecíamos entre sí, pero a su vez, eso nos reconfortaba, porqué por lo menos, entendían nuestros problemas.

Poco a poco, empezábamos a abrirnos, y a mí­, la chica de apariencia alocada y con una impulsividad extrema decidí­ preguntarles si querí­an ir a cenar ese mismo jueves.

Así­ que Claire, Dave, Jason, Nick, Adam y algunos más nos fuimos a cenar juntos para conocernos mejor.

Adam, se sentó a mi lado, y yo no podía evitar sonreír como una tonta. Estuvimos ahí­ horas hablando.

- Grace, Adam ¿Desde cuándo os conocéis?

- Des del lunes - Dije yo extrañada.

Los dos nos miramos sorprendidos pero Claire no lo tenía tan claro.

- Va, tenéis demasiado buen rollo para conoceros de tan poco - Continuo Claire.

- ¿Estáis juntos? - Preguntó Dave.

- No, solo somos amigos - Dijo Adam y dimos por terminado ese tema ya que su cara parecí­a un mapa.

así que decidimos jugar al "yo nunca, nunca" y así liberar la tensión que había en el ambiente.

- Yo nunca, nunca he fumado - Dijo Dave mientras casi todos los de la mesa bebí­amos.

- Yo nunca, nunca he tenido sexo - Dije chillando mientras nos reí­amos y bebíamos todos.

Y así conti­nuó la noche, porqué¿Cómo puedes conocer mejor a una persona que jugando al "yo nunca,nunca"?

La gente se fue yendo y cuando llegamos a la discoteca tan solo quedamos Jason, Adam y yo. Bebí­mos y bailamos hasta que no pudimos más así que decidimos ir a fumarnos un cigarro y así poder hablar más tranquilos.

- Grace, ahora que Adam está por ahí­, creo que me iré, me siento muy aguantavelas, mañana hablamos, ¿Vale? - Dijo Jason dándome un beso en la mejilla.

-No te vayas - Dije yo haciendo pucheros.

- Grace, ya voy un poco borracho así que mejor que vaya a dormir o mañana no vendré a clase.

Los dos sonreí­mos y Jason se fue a dormir.

Le expliqué lo sucedido a Adam, obviando que se sentí­a como un aguanta-velas y los dos continuamos la fiesta hasta que se abrieron las luces y nos tuvimos que ir a dormir.

Me llevó a casa en su coche y ahí­ se respiraba demasiada tensión sexual, parecía extraño como en tan pocos días podí­amos haber creado esa confianza.

Mientras él conducía en silencio, yo miraba por la ventana el amanecer, sentí­a que me miraba de reojo, pero me daba vergüenza mirarle, porqué, sabí­a que en nuestro estado etí­lico le besaría, ¿Y sí­ me rechazaba? No podí­a hacer nada con él hasta conocerle, no podía perderle. todo era muy complicado, demasiado.

Los niños no tienen esos problemas, no tienen que preocuparse por el que dirán, simplemente hacen lo que creen mejor para ellos y los de su alrededor, así qué ¿Porqué al cabo de unos años terminamos convirtiéndonos en la peor versión de nosotros mismos? No hacemos lo que queremos, no vivimos como nos gustarí­a vivir por miedo al que dirán, por miedo al rechazo de la sociedad, y así era como me sentí­a yo en ese coche, me sentí­a alejada de Adam, pero a su vez tan cerca que podí­a sentir su alma.

Cuando me dejó en casa, nos despedimos dándonos dos besos y él se fue. Nada más entrar por la puerta, me encendí un cigarro y me dí­ cuenta de que Claire, Dave y los otros tení­an razón, pero no querí­a pensarlo más. No quería pensar ni en Adam, ni en una posible relación, apenas nos conocí­amos.

Al día siguiente, me levanté con un dolor de cabeza terrible y un mensaje en mi móbil de Jason.

"¿Cómo ha ido con Adam? ¿Te lo has tirado?"

Lo miré atónita, ¿Cómo podían llegar a pensar que yo le gustaría a él? ¿Cómo podían llegarse a imaginar una chica como yo con un chico como él?

Le contesté con un simple "Fue bien, me llevo a casa y no no hemos follado".

Cuando abrí­ la ventana de la habitación entrecerré los ojos esperando que al abrirlos no se me quemase la retina mientras me repetí­a a mi misma que no podí­a beber tanto.

Al llegar a clase, ví­ a los chicos y a Claire con la misma cara y nos reí­mos de lo sucedido la otra noche, recordando momentos embarazosos entre cuchicheos y signos.

Adam llegaba diez minutos tarde, así­ que cuando se sentó la clase ya había empezado, cuando se sentó a mi lado un escalofrí­o recorrió mi cuerpo y nos miramos sonriendo mientras nos decí­amos que por favor no dejásemos que bebiésemos más y riéndonos de la noche anterior.

Después de esa hora interminable de teoría nos pusieron un ví­deo sobre como aplicar esa teorí­a a la práctica y cerraron las luces de la sala. Nos sentamos mirando hacia el proyector y entonces su mano rozó la mí­­a.

Me quedé en estado de shock. No dije nada al respecto. Quizás es simplemente que al mover la mano ha tocado la mía sin querer...

To be continued...