31 d’ag. 2015

Destinos opuestos - Capítol 1


Después de declinar mi plaza en la universidad y haber pasado uno de los mejores veranos de mi
vida, me dispongo a salir de casa preparada para empezar un ciclo superior.

Realmente estoy bastante atemorizada por el hecho de no encajar en el grupo, de fracasar y defraudar a mis padres, siento miedo a quedarme sola otra vez sin poder hacer nada para remediarlo.

Al llegar todos parecemos incómodos. no sabemos realmente que sucederá en esos meses que pasemos juntos, así que al entrar en clase nos sentamos cada uno en una silla esperando las indicaciones del que iba a ser uno de los años con más cambios en mi vida.

Perdón no me he presentado, soy Grace, una chica de dieciocho años, según dicen alocada y chillona, pero los que realmente me conocen, sabrán que soy tímida, y que tengo miedo a tantas cosas como años tengo, y además tengo tantos complejos que ni siquiera podría contarlos con las dos manos, aunque eso no me impide sonreír y ser feliz.

Pero volvamos a esa clase, ya iras conociendo más de mí­.

Nos presentamos uno a uno. Cuando me tocó, me levanté y les expliqué que había sido de mi vida antes de entrar por esa puerta.

- Soy Grace, tengo dieciocho años - hice un pequeño silencio y miré a mi alrededor - He estado estudiando el bachillerato humanístico, y entraba en periodismo pero en uno de mis ataques de impulsividad decidí que era hora de probar algo nuevo, y... Aquí­ estoy

Todos se pusieron a reír, el chico que tenía al lado me miró, me sonrío y empezó su presentación.

- Hola, yo soy Adam - Me miró, me volvió a sonreír y continuó- Tengo veinte años, soy de un pueblecito de cerca de la ciudad y estuve estudiando otro ciclo, pero no me gustaba.

Se sentó y le lancé una mirada furtiva. En ese momento sentí algo en mi interior que no puedo expresar, sentía que le conocía de toda la vida sin haberlo visto en mi vida.

El chico me parecía interesante, no era demasiado alto, pelo castaño, ojos azules y tenía una bonita sonrisa, su tez era pálida y sus facciones marcada. Volví a mirar a mis compañeros y me dí cuenta en ese instante que todos eramos más parecidos de lo que creí­amos. Todos llevábamos a cuestas fantasmas del pasado, miedos del ayer y sobretodo teníamos dibujada una sonrisa desesperada por encajar y poder vaciar la mochila de los malos recuerdos.

Cuando terminaron todos nos fuimos cada uno a sus respectivas casas, siguiendo con nuestras vidas, y dándonos cuenta de que eso, ese ciclo, ese curso iba a ser el principio de una nueva etapa.

Un nuevo dí­a empieza en esta ciudad lejana. Entramos en esa clase y empezamos a abrir los ordenadores y sin darme cuenta él se sienta a mi lado.

- Hola Grace - Dice él mirándome con una sonrisa.

- H..Ho...Hola Adam - Me maldigo a mi misma por tartamudear en este momento, pero sus ojos me penetran sin poder hacer nada para remediarlo.

- No tengo ni idea de dibujar - Dice Adam mientras suelta una carcajada.

-Tranquilo, yo tampoco - Digo resignada mientras miro el dibujo que estoy haciendo.

Esos dibujos eran... ¿Cómo decirlo? ¿Arte abstracto? Los dos empezamos a hablar, a explicarnos las aventuras del verano, y, de tanto en tanto alguna mirada furtiva aparecía en nuestras conversaciones.

Así­ pasábamos las horas, y en la hora del descanso él y yo fuimos a hablar con los demás de la clase. Era muy extraño como todos poco o mucho nos parecíamos entre sí, pero a su vez, eso nos reconfortaba, porqué por lo menos, entendían nuestros problemas.

Poco a poco, empezábamos a abrirnos, y a mí­, la chica de apariencia alocada y con una impulsividad extrema decidí­ preguntarles si querí­an ir a cenar ese mismo jueves.

Así­ que Claire, Dave, Jason, Nick, Adam y algunos más nos fuimos a cenar juntos para conocernos mejor.

Adam, se sentó a mi lado, y yo no podía evitar sonreír como una tonta. Estuvimos ahí­ horas hablando.

- Grace, Adam ¿Desde cuándo os conocéis?

- Des del lunes - Dije yo extrañada.

Los dos nos miramos sorprendidos pero Claire no lo tenía tan claro.

- Va, tenéis demasiado buen rollo para conoceros de tan poco - Continuo Claire.

- ¿Estáis juntos? - Preguntó Dave.

- No, solo somos amigos - Dijo Adam y dimos por terminado ese tema ya que su cara parecí­a un mapa.

así que decidimos jugar al "yo nunca, nunca" y así liberar la tensión que había en el ambiente.

- Yo nunca, nunca he fumado - Dijo Dave mientras casi todos los de la mesa bebí­amos.

- Yo nunca, nunca he tenido sexo - Dije chillando mientras nos reí­amos y bebíamos todos.

Y así conti­nuó la noche, porqué¿Cómo puedes conocer mejor a una persona que jugando al "yo nunca,nunca"?

La gente se fue yendo y cuando llegamos a la discoteca tan solo quedamos Jason, Adam y yo. Bebí­mos y bailamos hasta que no pudimos más así que decidimos ir a fumarnos un cigarro y así poder hablar más tranquilos.

- Grace, ahora que Adam está por ahí­, creo que me iré, me siento muy aguantavelas, mañana hablamos, ¿Vale? - Dijo Jason dándome un beso en la mejilla.

-No te vayas - Dije yo haciendo pucheros.

- Grace, ya voy un poco borracho así que mejor que vaya a dormir o mañana no vendré a clase.

Los dos sonreí­mos y Jason se fue a dormir.

Le expliqué lo sucedido a Adam, obviando que se sentí­a como un aguanta-velas y los dos continuamos la fiesta hasta que se abrieron las luces y nos tuvimos que ir a dormir.

Me llevó a casa en su coche y ahí­ se respiraba demasiada tensión sexual, parecía extraño como en tan pocos días podí­amos haber creado esa confianza.

Mientras él conducía en silencio, yo miraba por la ventana el amanecer, sentí­a que me miraba de reojo, pero me daba vergüenza mirarle, porqué, sabí­a que en nuestro estado etí­lico le besaría, ¿Y sí­ me rechazaba? No podí­a hacer nada con él hasta conocerle, no podía perderle. todo era muy complicado, demasiado.

Los niños no tienen esos problemas, no tienen que preocuparse por el que dirán, simplemente hacen lo que creen mejor para ellos y los de su alrededor, así qué ¿Porqué al cabo de unos años terminamos convirtiéndonos en la peor versión de nosotros mismos? No hacemos lo que queremos, no vivimos como nos gustarí­a vivir por miedo al que dirán, por miedo al rechazo de la sociedad, y así era como me sentí­a yo en ese coche, me sentí­a alejada de Adam, pero a su vez tan cerca que podí­a sentir su alma.

Cuando me dejó en casa, nos despedimos dándonos dos besos y él se fue. Nada más entrar por la puerta, me encendí un cigarro y me dí­ cuenta de que Claire, Dave y los otros tení­an razón, pero no querí­a pensarlo más. No quería pensar ni en Adam, ni en una posible relación, apenas nos conocí­amos.

Al día siguiente, me levanté con un dolor de cabeza terrible y un mensaje en mi móbil de Jason.

"¿Cómo ha ido con Adam? ¿Te lo has tirado?"

Lo miré atónita, ¿Cómo podían llegar a pensar que yo le gustaría a él? ¿Cómo podían llegarse a imaginar una chica como yo con un chico como él?

Le contesté con un simple "Fue bien, me llevo a casa y no no hemos follado".

Cuando abrí­ la ventana de la habitación entrecerré los ojos esperando que al abrirlos no se me quemase la retina mientras me repetí­a a mi misma que no podí­a beber tanto.

Al llegar a clase, ví­ a los chicos y a Claire con la misma cara y nos reí­mos de lo sucedido la otra noche, recordando momentos embarazosos entre cuchicheos y signos.

Adam llegaba diez minutos tarde, así­ que cuando se sentó la clase ya había empezado, cuando se sentó a mi lado un escalofrí­o recorrió mi cuerpo y nos miramos sonriendo mientras nos decí­amos que por favor no dejásemos que bebiésemos más y riéndonos de la noche anterior.

Después de esa hora interminable de teoría nos pusieron un ví­deo sobre como aplicar esa teorí­a a la práctica y cerraron las luces de la sala. Nos sentamos mirando hacia el proyector y entonces su mano rozó la mí­­a.

Me quedé en estado de shock. No dije nada al respecto. Quizás es simplemente que al mover la mano ha tocado la mía sin querer...

To be continued...

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